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El Plan de Formación de cualquier empresa, ya sea para técnicos o para directivos, debe ser estructurado con la filosofía de compañía como base.
Los procesos de formación que se llevan a cabo en las
empresas, si pretenden ser eficaces, deben tener como base a la estrategia
global de la compañía. Si bien la formación, a nivel técnico, correspondería a
la plantilla, es necesario que la dirección esté siempre presente durante el
proceso de formulación del plan. No hay que perder, en ningún caso, el ADN de
la empresa.
Junto a la estrategia global de la compañía, al organizar el
plan formativo se debe considerar el momento actual en la que se encuentra. Es
el caso de situaciones como los procesos de transformación digital, muy en boga
en la actualidad. Si lo que se busca con la formación es hacer crecer a los
empleados en destrezas digitales y de carácter tecnológico, los planes deberán
adaptarse a la estrategia digital prefijada con anterioridad.
Es importante, por parte de la dirección, evaluar de forma
previa los recursos con los que cuenta la empresa para comprobar si, una vez
finalizada la formación, el técnico va a poder contar con los medios adecuados para
poner en práctica los contenidos formativos.
En todo caso, los directivos y los técnicos deben estar en
un proceso continuo y constante de formación para evitar quedarse atrás en la
carrera empresarial.
